07 noviembre 2006

El Día del Mega-macro-botellón


Lo siento amigo lector si he conseguido que piense Vd. Que soy un carca por que creo que no lo soy. Si ha sacado ya esa conclusión leyendo mis escritos anteriores mucho me temo que hoy ese concepto va a salir muy reforzado (el de que soy un carca) por que hoy voy a hablar de principios, de moral, de autoridad y de derechos, términos que hoy por hoy parecen patrimonio de la derecha mas recalcitrante.

Yo no creo tal cosa. Nuestra sociedad se está quedando sin los principios fundamentales (ojo, no del movimiento) que consiguen que convivamos en una cierta paz y en una relativa armonía. El principal exponente de que vamos camino de un retroceso tremendo en cuanto a derechos y libertades son los jóvenes. Siempre he estado en contra de dividir la sociedad en ese tipo de calificaciones, los jóvenes, los menos jóvenes, los maduros y los viejos, esos que eufemísticamente llamamos “tercera edad”, término que me da cien patadas por cierto. Hoy me voy a quedar con uno de esos topicazos para sacar a colación como están las cosas entre nuestra juventud, que debería de ser nuestro patrimonio mas preciado.

Estos chicos han nacido y crecido pegados al cuerno de la abundancia, en una sociedad que por la lucha de unos y la suerte de otros es rica, democrática y libre.

Añadamos a esto que el concepto de autoridad se ha ido a hacer puñetas. Me explico, antes un policía era un policía, un padre era un padre, un profesor era un profesor. Ahora son figuras risibles de las que unos e puede pitorrear gratuitamente sin mas consecuencias.

Nuestros jóvenes viven en un mundo propio, donde el concepto de lo que esta bien o mal lo inventa cada unos. Así podemos verlos en su máxima expresión en ese acto social tremendo que se ha dado en denominar “botellón”. He sido testigo de una de estas reuniones y me he quedado impactadisimo.

Pues nada, unos cuantos cientos de personas reunidas en medio de la calle con el único fin de consumir alcohol y drogas varias. Ni música, ni baile ni nada de nada, salvo de vez en cuando una cancioncilla entonada con voz de efluvios etílicos: hemos venido a emborracharnos y lo demás nos da igual. Que mensaje tan directo, que potencia narrativa mas completa.

Entre tanto el tráfico, los vecinos y las calles sufriendo lo indecible.

Al término de tan magnánimo acontecimiento aquello parecia un calle de Bagdag después de un coche bomba. Pero eso puede ser secundario, lo verdaderamente importante es que lo que va a pasar con esta generación que se está descerebrando por momentos a base de machacarse con alcohol y drogas que parecen haber terminado siendo su única manera de diversión.

En pocas palabras los intereses de esta juventud son el culto al cuerpo y a las drogas mal llamadas blandas. Se acabó la diversión, el salir con los amigos para ir a algún sitio a ver algo, al cine, al teatro o de vivac a la sierra. No señor, lo que pega es ir a una plaza o parque público a privar y consumir pirulas y porros y a hablar de lo bueno/buena que esta flulanito/fulanita y de que te lo follarias hasta reventar.

Lo peor de esto es que estos muchachos y muchachas se van a ver en unos años en ninguna parte. Los padres no van a financiar esta forma de vida orgiastica mas alla de sus posibilidades. Después de la alcohol y las pirulas viene el pago de la deuda, el cuerpo no lo resiste todo. Entre estas personas habrá una tremenda estadística de depresiones y suicidios por que su modo de vida no es real, es como un sueño del que despertarse va a ser muy duro.

Por comparación me vienen a la mente unas imágenes de esos chicos de los países musulmanes estudiando en una madrassa el Corán a voz en cuello, sometidos a una disciplina férrea y a unas costumbres intransigentes y me doy cuenta de que ruptura inmensa se esta produciendo entre esa juventud y la nuestra. Ni tanto ni tan calvo me dirá Vd. Amigo lector y yo tendre que darle la razón. Ni tanto ni tan calvo pero ya veremos quien se queda con el mundo, si ellos que están educados en los conceptos de el respeto el honor y la disciplina, que están acostumbrados a pasar penalidades y sometidos a una ley casi medieval o nosotros con nuestra libertad a medida de cada uno y nuestro derecho a hacer botellón, a campar por nuestros respetos y nuestra marcha inexorable hacía la anarquía y el caos y como muestra pongo os sucesos de París. Ya para terminar que me estoy extendiendo mucho más alla de lo razonable me planteo una pregunta ¿estamos minimamente preparados para poder hacer frente a un desastre? ¿se imaginan a esta sociedad tan cómoda y hedonista víctima de una catástrofe natural o no o de algo peor?

Yo si y la imagen que tengo es un poco desoladora.

Que no nos pase ná.

Gracias amigo lector por su santísima paciencia.

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